1 ago 2014

Sábado por la mañana

Los sábados por la mañana
llevo pegado al cuerpo
un incierto olor
de delincuencia y culpa
y de un mentiroso
propósito de enmienda.

La gente me sonríe
por la calle,
como si pudieran oler
mi contricción,
como si me diesen
la absolución
o como si de repente
a sus ojos
yo resultase ser
completamente humano.

O será este sol,
que me saca una sonrisa
de canalla inofensivo.

O las gafas oscuras
de que no me vean.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes comentar, discutir, criticar, pero sé educado.