Iba hacia casa haciendo eses,
la senda del perdedor.
Delante de mí una pareja encantadora
cogida de la mano.
Envidia cochina.
No van a durar,
-me dije-
estas cosas no duran,
-me dije-.
En un par de meses ella se quejará
por nada
y él se quejará por todo,
o se pondrán los cuernos
y ahí quedará la cosa.
Luego reflexioné:
eres un cabrón,
deseando la infelicidad ajena.
Chapu malo, Chapu malo.
Pero no se me despintaba
la sonrisilla cabrona de la cara.
Chapu malo.
Chapu solo.
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