Éramos capaces de aplastar planetas,
de extinguir estrellas,
de reírnos del destino de los universos.
Ahora somos perros
olisqueando la siguiente puerta al verano.
Fuimos héroes,
fuimos rarezas espaciales
y ahora somos perros mojados.
Recibiría tus sucias lecciones del corazón
una vez y otra,
vida tras vida,
pero amor,
jamás
la kriptonita
cuando ya estoy en el alféizar de la ventana
mientras dices salta.
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