Amabas como una mujer,
pero te quebraste como una niña
que no entendió que los hombres
se quieren a sí mismos
mientras fingen amarte.
Amas como una mujer
pero lloras como una niña
que no comprende que los adultos
no se comprenden.
Como una niña extraviada en la ciudad
bajo una lluvia de preguntas
que no amainan
se perdió ese globo en el aire
como una interrogación
que se escapa de las manos.
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