Los domingos saco mi corazón
planchado al sol
para que la pobre cansada víscera
se ponga morena.
Hoy hace un día lluvioso.
Dejo pues que llueva en el hígado:
vinos de toro,
conversación intrascendente.
Patatas bravas para el aledaño
estomacal.
El corazón tiene envidia.
Le digo que no se queje.
A todas las vísceras trato por igual:
muy mal.
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