Iré al club de golf
armado hasta los dientes de bombas fétidas
y mierda en spray.
Rociaré sus polos Rolph Luren
de potaje marrón,
echaré azúcar en los depósitos
de sus minis y sus escarabajos,
deshincharé las ruedas de sus mercedes,
les pegaré chicles en el pelo.
Les daré un pequeño infierno,
les daré una pizca de realidad.
Y aunque ellos no lo sepan
esa, sin duda,
será mi buena acción del día.
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