A veces me pregunto
de dónde le salen a uno las palabras
y por qué te gustan cada vez más
las más simples e inocentes
como
globo
patata
rinoceronte
amigo
o pelota
y no esos engendros que te asaltan
cuando menos te lo esperas,
sobre todo
si a uno se le supone leído
(verbigracia, vivido):
terapéutico
impostado
arrepentimiento
melífluo
o vetusto.
O silente.
A veces me pregunto
por qué el lenguaje
envejece con la edad.
Y porqué hoy me siento tan viejo.
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