Las flores una metáfora perdida,
un símil desgraciado,
una imagen dolorosamente errónea.
Las flores tienen raíces,
los jardineros no.
Los espejos un desgraciado mito,
una entelequia,
un constructo asfixiante y fallido.
Los espejos reflejan,
nosotros somos opacos.
La escritura es un perfecto asesino,
una búsqueda fútil,
un espejismo torturado y retorcido.
La poesía es
nieve sin huellas
y aun así mancillada
y no tiene futuro.
Nosotros tampoco.